“No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla” (Roosvelt).
El día de hoy se conmemora el día internacional de la paz, hoy en día todo el mundo habla de la paz, pero te pregunto el día de hoy, ¿Qué es la paz? Y aún más importante ¿Practicamos la paz día con día?
La paz es uno de los valores que nos hacen mejores como personas, ya que nos ayuda a comprender lo absurdo de las guerras y lo inútil de la violencia; es por medio de la paz que todos nosotros como individuos podemos sentirnos a gusto y en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno social. La no discriminación, el respeto, la tolerancia, el diálogo y la convivencia son instrumentos para construir la paz.
Actuar bajo el signo de la paz quiere decir; tratar los conflictos surgidos entre las personas con serenidad, inteligencia y sin dejarnos dominar por la ira.
Convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida.
¿Por qué solo nos acordamos de La Paz y La No Violencia un día al año? Deberíamos acordarnos todos los días de nuestras vidas para vivir sin odio, para tomar conciencia de todo lo sucedido a lo largo de la historia.
Nos hemos convertido en una sociedad fría en la que ignoramos por completo a aquellas personas que necesitan un poquito de solidaridad.
Es importante apoyarnos los unos a los otros, tratarnos con amor y respeto, ayudar a quien lo necesite.
La paz va más allá de los países, los ciudadanos debemos practicar la paz. Si no lo hacemos, esta palabra no tiene sentido.
Tenemos que luchar día a día para poner fin a todas nuestras diferencias, esas diferencias tan pequeñas que acaban creando conflictos abismales. Como seres humanos somos egoístas por naturaleza y por un instinto de supervivencia, pero eso no significa que no debamos luchar por la paz.
Debemos abrir nuestra mente para vaciarla de prejuicios y llenarla de amor, comprensión, respeto y libertad. Es mucho mejor causar una sonrisa a alguien que una lágrima.
Puede que la solución no esté en nuestras manos, pero sí en nuestras palabras.
“O caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos” (Franklin).